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Se desintegrarán todos los astros del cielo
    y se enrollará el cielo como un pergamino;
toda la multitud de astros perderá su brillo,
    como lo pierde la hoja marchita de la vid,
    o los higos secos de la higuera.

Mi espada se ha embriagado en el cielo;
    mirad cómo desciende en juicio sobre Edom,
    pueblo que he condenado a la destrucción total.
La espada del Señor está bañada en sangre,
    en la sangre de cabras y corderos;
cubierta está de grasa,
    de la grasa de los riñones de carneros.
Porque el Señor celebra un sacrificio en Bosra
    y una gran matanza en tierra de Edom.

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